Tía Petra, otro adiós en la Calle Mayor

Tía Petra cogiendo agua en la fuente de Los Barreros

Hoy he asistido a otro de esos entierros que aunque sepas que tiene que llegar algún día, no te esperas. Se ha muerto Tía Petra, vecina de mis abuelos de toda la vida, vivía en la Calle Mayor en frente de la Basílica de la Cruz Bendita, justo al lado de la casa de Valentín Batuecas. Estaba muy delicada de salud y el 18 de abril cumpiría los 89 años.

Todo lo que puedo decir de Tía Petra es bueno, por lo que me han contado mis padres, les ayudó mucho cuidando a mi hermana cuando era pequeña, mientras mi madre atendía la tienda.

Recuerdo cuando de pequeños jugábamos en su cochera, o en el banco de madera de la entrada de su casa. Tampoco olvido a su marido que nos dejó hace ya unos años.

El retrato que me quedo para el recuerdo de ella es sentada con Quintín, que nos dejó hace algo más de un año, y Salva, su esposa, en el poyo que sirve de escalón de entrada a la Cruz Bendita.

Hace unos días moría otra vecina de la misma calle, Ita, la viuda de Agustín (Tío Pilili), otra familia muy querida en el pueblo y hace un mes, tío Valentín Batuecas.

Qué sola se está quedando la Calle Mayor, la que antaño fuese la arteria principal del pueblo, donde se respiraba vida y siempre había jóvenes correteando por ella. El resto del pueblo también se despuebla sin consuelo, diga lo que diga el censo electoral.

¿Nos podemos permitir seguir con este modelo de empadronar foráneos que no viven en el pueblo, mientras no se apuesta porque los jóvenes podamos vivir y emprender negocios aquí?

Me gustaría que elaborásemos entre todos una lista de negocios que faltan en el pueblo para la siguiente propuesta que voy a lanzar en este blog. Creo que será muy interesante.