domingo, 21 de noviembre de 2010

El Neoliberalismo, ese modelo decadente


La palabra crisis tiene muchas definiciones, muchas más supuestas explicaciones y muy poquita ética en su seno.

La crisis económica es, en conjunto, el fracaso cíclico de un sistema en total desequilibrio, basado en un crecimiento desmedido y sin meta clara, que es el que hace que se lleguen a puntos en los que la situación es tan catastrófica que el sistema necesita ser parcheado, remendado y recauchutado, para seguir siendo la misma bazofia.

Llegará un punto en el que el sistema neoliberal, fundamentado en las bases del capitalismo más rancio y repugnante colapsará, no sé si será con esta crisis, la siguiente, o la siguiente. No podemos mantener un sistema que sobreexplota los recursos naturales, fomenta las diferencias entre las culturas, entre los pueblos. No puede ser.

Los que sostienen los hilos tratarán de demorar el colapso, pero saben que llegará, como en el fondo, lo sabemos todos.

No en mi nombre-Habeas Corpus

Ni cuantitativa ni cualitativamente,
no ha existido en la historia otro sistema igual a éste,
igual de desigual, igual de destructivo,
igual de fraticida, criminal y genocida.

Sin necesidad de cámaras de gas,
sin tener que usar ni purgas ni gulags,
el neoliberalismo hace lo mismo,
lo mismo, eso sí, hecho de un modo distinto.

Los pobres son los nuevos enemigos,
el nuevo pueblo elegido para el martirio,
la carne indolente, el defecto del milagro,
los protagonistas del más moderno exterminio.

Ni Hitler ni Stalin mataron como hoy matan
los ahora mandamases de la economía-mundo,
sus víctimas se cuentan
por millones en todo el mundo.

No en mi nombre.
Parádlo ya.

Parad este holocausto,
este nuevo holocausto.

La solución final se vuelve a reactivar,
conjugando clasísmo y racísmo una vez más.
La solución final desprecia otra moral
que aquella que bendice y justifica el capital.

Paradlo ya.

Tanto objetiva como subjetivamente
el neoliberalismo es un modelo decandente,
lo es en esencia y en apariencia,
lleno de contrastes y de contradicciones.

Un infierno en la tierra en cuya entrada pone
"el que entre aquí que abandone toda esperanza",
la esperanza es sólo propiedad de aquellos
que también son propietarios del dinero.

Todo, todo está relacionado,
el desarrollo es gracias al subdesarrollo,
la organización mundial del comercio,
el Banco Mundial y el Fondo Monetario.

Conforman el nuevo triángulo de las Bermudas,
que engulle países por la deuda externa.
Creando bolsas de pobreza
que inundan de esclavos el nuevo "El Dorado".

No en mi nombre.
Parádlo ya.

Parad este holocausto,
este nuevo holocausto.

La solución final
se impone como la
mejor de las recetas,
como la única verdad.
La solución final
pretende eliminar
lo que llama el sobrante,
su cupo de indeseables.

No uséis mi nombre.

No me lo manchéis de sangre.
No uséis mi nombre, no me lo manchéis de sangre.
No uséis mi nombre y no me hagáis responsable
de vuestro crímen, de vuestro execrable crímen.
No uséis mi nombre, no.

Parádlo ya.

Parad este holocausto,
este nuevo holocausto.

No uséis mi nombre.
No me lo manchéis de sangre.

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