jueves, 10 de enero de 2013

Las vocaciones frustradas


Cuando somos pequeños, todos soñamos y fantaseamos con lo que seremos "de mayor", bomberos, médicos, actores, pilotos de Fórmula 1,...

Mi caso no era muy diferente, recuerdo que mi primera profesión ideal era astronauta, como tantísima gente en esa edad. Me maravillaba la idea de poder ver la Tierra desde el exterior, y aún hoy, espero que algún día el turismo espacial sea accesible para todos los bolsillos.

En cuanto fui un poco más mayor, me picó la vena de la Arquitectura. Recuerdo repasar una y otra vez los dibujos que mi padre, delineante aunque no haya ejercido como tal, tenía en aquellos cuadernos añejos. Soñaba con construir edificios donde hacer casi perfecta la vida de sus moradores, me imaginaba diseñando ciudades más humanas, donde lo importante fuesen sus habitantes. Me encapriché de aquel Arquitecnova que con mucho esfuerzo me compraron, y que prometo terminar de montar algún día.

Así pasaron los años y me convertí en arquitecto, tras sangre, sudor y lágrimas. Sin embargo, como muchos de mi generación, veo como nos han vendido, entre todos la mataron y ella sola se murió. Hoy por hoy no se pone un puñetero ladrillo sobre otro en este país, así que solo soñar con la posibilidad de vivir solo de la arquitectura es, hoy por hoy, imposible aquí. Por ello estoy formándome en otros asuntos de los que supongo que hablaré otro día.

Volviendo al tema, de momento no doy la arquitectura como una vocación frustrada, pero sí tengo algunas otras que dudo ver realizadas algún día, por ejemplo, me gustaría haber sido una estrella del rock, cosa que desde ya descarto, por falta de aptitudes fundamentalmente. Por otro lado, me apasiona la radio, infinitamente más que la televisión, me gustaría presentar/colaborar/participar en un programa de radio, poder ser altavoz de mucha gente, poder transmitir cosas, no sé, espero nunca renunciar al sueño de cambiar el mundo, aunque sea una pequeñísima parte de él. Y por voz no será!

La radio tiene ese punto tan fantástico de dejar volar la imaginación, de aportar la información precisa para hacer funcionar la cabeza de los que escuchan, creando sus propias interpretaciones de lo que perciben. Hay algo de mágico en todo eso. Quien sabe, quizás algún día...

Todos tenemos vocaciones frustradas, por el momento la única que descarto es ser estrella del rock, que en el sexo, droga y Rock&Roll, las drogas no me encajaron nunca, como la gran mentira.

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