jueves, 14 de octubre de 2010

Allí, dónde no existe el dolor


Hace un año, un año ya desde que Esteban se fue, un año desde que me dieron la triste noticia; recuerdo que estaba en Portugal, hice rápido la maleta y conseguí estar para su despedida, como él se merecía, rodeado de muchísimos amigos.

Me pregunto ¿Cuándo se muere alguien? ¿Cuándo nos abandona físicamente o cuándo es su recuerdo el que abandona nuestra memoria? Me inclino más por esta segunda opción, y es por eso que Esteban sigue ocupando su lugar en mis recuerdos, si cabe un poquito más grande que hace un año. Como me ocurre con más amigos y conocidos que nos han abandonado y con cuyos familiares quizás no tengo tanta confianza como con los de Esteban.

Resulta indescriptible la sensación que experimenté este verano, cuando su maravillosa familia nos dejó su chiringuito en el río de Los Ángeles, su huella está en cada rincón, en cada centímetro cuadrado de aquel paraíso.

No podré ir al homenaje que le hará su familia, por encontrarme fuera, pero su familia sabe que estarán todo el día en mi pensamiento.

Esteban, te encuentres dónde te encuentres, sigues por aquí.


Pd. Esta canción siempre me hace pensar en Esteban y en todas las personas que me han aportado algo y que nos han ido dejando. «Es hora de marchar»: Cualquier muerte deja paso y sitio a una nueva vida. Es la despedida de un hombre a su mujer, no es un adiós, es un hasta luego.

5 comentarios:

  1. No puedo expresar lo que siento con este homenaje que le haces a mi padre,seguro que el mismo te lo agradece este donde este ya desde lo que hay de el en mi te lo agradecera toda mi vida.
    Sabes que desde que mi hermana Marta se hizo amiga de tu hermana Laura(y eso fue desde bien pequeñita)he sentido algo especial hacia tu familia,lo mismo pasa con la familia Gaspar con mi hermana Maria Jose.
    El dolor que siento por la perdida de mi padre se va apaciguando dentro de mi,pero el recuerdo perdurara hasta el fin de mis días.Te diré querido amigo que asta con esta gran perdida se aprende muchísimo sobre la vida,apenes a apreciar las cosas mas insignificantes y a olvidarte de muchas otras cosas materiales a las cuales no le das tanta importancia,aprendes sobre todo a valorar con mas fuerza a tu familia y a los que verdaderamente merecen la pena.
    Gracias gran amigo y compañero.

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  2. Nada más lejos de mi intención que ser una insensible o algo así enlazándote esta entrada de este blog ---> http://www.lapizarradeyuri.com/2010/10/03/de-la-muerte/; simplemente me pareció realmente interesante. En nada interfiere con la "muerte" en la memoria de alguien. En el sentido más íntimo en el que hablas, estoy de acuerdo en que prevalece el recuerdo. He de decir que aún no he sufrido ninguna pérdida de las muy dolorosas, por suerte, más allá de mis dos abuelos, que por supuesto lo son, pero también bastante naturales. Cuando ello ocurra, si es que es así, seguramente habrá que aferrarse a eso como única forma posible de sobrellevar una ausencia...
    En fin, lo que me gustó del artículo es su trato científico, la eliminación de ese tabú que es cierto que existe; a nadie le gusta hablar de la muerte. Pero la vida sin ella no sería bonita ni posible.
    Besos.

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  3. El recuerdo más emotivo, sincero y cariñoso, para uno de los mejores hombres que ha vivido y habitado Casar de Palomero, sencillo, sincero, humilde, trabajador. No olvidamos, porque dejó huella. Además de lo que se le añora en el río, cada vez que veo el campanario me acuerdo de él, gracias a su genialidad, con la ayuda de un par de jóvenes, la cigüeña volvió a Casar de Palomero.

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  4. Esteban, no sé decirte nada que abarque el cariño que siento por todos vosotros, desde tu madre, que la recuerdo desde pequeño hablando con mi madre de macetas hasta los más pequeños de tus hijos y sobrinos.
    Sois una gran familia a la que sólo deseo lo inmejorable, sois estupendos, estoy seguro que tu padre está muy tranquilo por las maravillosas personas que le siguen en el árbol genealógico.

    Un abrazo a todos y cada uno.

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  5. Mónica, me parece muy interesante el enlace, es cierto que nos cuesta a veces demasiado hablar de la muerte, y en realidad somos materia inanimada que tras la vida vuelve a su estado original, somos parte de un gran ciclo vital.

    Ahora sí, cuando al que pierdes lo sientes muy cerca o te pilla al traspiés, cuesta ceñirse a la faceta meramente orgánica del fenómeno de la vida.

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