lunes, 9 de abril de 2012

La eterna persecución de los sueños

Render general de mi PFC

Hace ya casi una semana de la gran noticia, mi Proyecto Fin de Carrera es historia, una historia larga de más de un año de intensísimo trabajo, una historia costosa con un final enormemente dulce. Por fin, este nieto de carnicero, de agricultores, el hijo de unos enormes currantes, ha podido ver cumplido uno de sus mayores sueños, ser Arquitecto.

En una de las primeras clases en el inicio de la carrera, el profesor Altés Bustelo nos dijo que ésta sería extremadamente dura, que nos preparásemos para dejar por el camino la vista, la espalda, muchos amigos, muchos amores,... y así ha sido, no han sido pocos los sinsabores que ha habido en la travesía, pero será quizás por eso que valoro más el éxito alcanzado. Altés nos hacía una comparación que siempre me ha parecido acertada, y es que al afrontar una carrera tan dura, debemos estar preparados para la soledad del corredor de fondo; muchas horas delante de una pantalla, muchos "errores fatales", muchas noches de empalmada y de ojeras, cientos de ploteados, sonrisas y lágrimas... después de todo, hoy puedo decir que mereció la pena.

Soy consciente de que ahora más que nunca, la Arquitectura vive horas bajas tal y como se tenía entendida popular y económicamente, pero la Arquitectura (con el Urbanismo) como arte, como disciplina, como herramienta para cambiar el mundo, nunca estará en crisis, y es así como entiendo yo este tinglado.

Ahora tengo por delante otro reto importante, decidir cual es el primer paso en mi vida profesional. Estoy informándome, pidiendo opiniones,... pero al final la decisión, como siempre, será mía y, sea la que sea, donde sea, será un lujazo seguir persiguiendo sueños.

Nunca hubiese podido llegar aquí sin el inquebrantable, incalculable e imprescindible apoyo de mi familia, sin el aliento de los amigos de verdad que me han aguantado en todo momento incluso cuando no me aguantaba ni yo y sin todas esas personas tan especiales que pasaron por mi vida en estos años y a las que no siempre supe corresponder.

Gracias de corazón a vosotr@s y gracias también a quienes intentaron tumbarme, ignorando que con ello me hacían más fuerte.

2 comentarios:

  1. Son mi música mejor
    aquilones,
    el estrépito y temblor
    de los cables sacudidos,
    del negro mar los bramidos
    y el rugir de mis cañones.

    Y del trueno
    al son violento,
    y del viento
    al rebramar,
    yo me duermo
    sosegado,
    arrullado
    por el mar.

    Que es mi barco mi tesoro,
    que es mi dios la libertad,
    mi ley, la fuerza y el viento,
    mi única patria, la mar.

    ResponderEliminar