lunes, 25 de junio de 2012

Si te asomas al balcón

A veces hay momentos y situaciones donde viene bien pararse, buscar un buen punto de observación y ver la evolución que ha experimentado todo lo que no entendemos o todo lo que nos empeñamos en no entender. Yo llevo un tiempo en esa fase, por razones personales, laborales, sentimentales y a saber que mil cosas más.

Me asomo a este balcón de la memoria y veo que, a pesar de ser relativa, ¡qué dura es la distancia! La distancia entre un hola y un adiós, la que separa dos corazones o la que hace que hoy, ya no sea ayer.

Y me paro a pensar, en este balcón de los recuerdos, y asumo que el ayer me aportó tanto como jamás pude pensar a priori, que el ayer es patrimonio inseparable del hoy, pero a pesar de esa ligazón, debe marcarse la diferencia entre el yo que soy y el yo que fui.

Es duro, incluso doloroso, archivar y dar carpetazo a algunas cosas en el baúl de la memoria, especialmente cuando son personas, experiencias y momentos los que quedan atrás en el camino. Pero hacerlo es hacerles bien a ellos y a nosotros mismos.

Toca empezar a escribir otras páginas en este libro, toca bajar de este balcón, volver de esos lejanos planetas... volver a la arena, toca seguir saboreando las lineas maestras de lo incierto.



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