miércoles, 30 de enero de 2013

A pie cambiado


Se hallaban en el comienzo de algo, ambos lo sabían. No acertaban a adivinar el qué, pero lo sabían, algo rotundo e importante les estaba acechando. Vivían el amanecer de algo nuevo, en pleno mes de enero.

Con el paso de las semanas, ella se dio cuenta de que a pesar de sentir aquellas mariposas en el estómago, algo no acababa de funcionar, notaba como si ambos estuviesen sintiendo aquello a distinto ritmo, a distintas velocidades: como a pie cambiado.

Seguramente esa fue la primera lección en un tema que solemos aprender con el paso de los años y es que es prácticamente imposible que dos personas piensen de la misma forma, más difícil aún quererse de la misma forma.

Restringiéndolo mucho, existen fundamentalmente dos formas de iniciar una relación. La primera y más prudente, que podríamos asemejarla a cuando uno se adentra poco a poco en un río antes de darse un chapuzón, para no llevarse la impresión de golpe. La otra, mucho más pasional, es similar a zambullirse de un salto en el agua, desconociendo y restándole importancia a que el agua pueda estar helada.

Lo peor de tomar la opción de zambullirte, es que si descubres que el agua está fría no hay solución, mientras que si la otra persona se mete poco a poco y descubre que la temperatura no es de su agrado, cabe la posibilidad de que no continúe adentrándose.

Pero llega un día en el que aún pensando diferente, aún sintiendo diferente; conoces a alguien tan sumamente especial, que os agarráis de la mano y juntos saltáis de lleno al agua, sin importar si estará fría o caliente, porque sabéis que tenéis tan fuertemente agarradas las manos que no os importa si os llevará unos años calentarla.




lunes, 28 de enero de 2013

Explorando, descubriendo

 

Anoche leía unos densos documentos sobre unas nuevas leyes relacionadas con la construcción que van a ver la luz próximamente y sobre las que tengo que hacer unas alegaciones. Inmerso en la maraña de claúsulas y artículos, empecé a reflexionar sobre el tiempo que invertimos en la vida a ponernos normas, a regularnos, a domesticarnos, a censurarnos, a encauzarnos,... llamémoslo como queramos, pero al fin y al cabo, de algo así se trata.

Un poco hastiado de tanta palabrería quasihueca, empecé a leer algunos textos que tenía pendientes para algún momento como aquél. Entre los párrafos, me topé con éste de T.S. Eliot, de "The Four Quartets"
 
"We shall not cease from exploration
And the end of all our exploring
Will be to arrive where we started
And know the place for the first time"

Que viene a decir:

"No cesaremos de explorar jamás
Y al final de nuestras exploraciones
Llegaremos al lugar del que partimos
Para reconocerlo por primera vez"


 Ahora que me encuentro en una nueva fase de exploración en la vida, soy muy consciente de la importancia de esas lineas, así como de su sentido. Sentido que creo no perderán con el paso inapelable del tiempo.


domingo, 20 de enero de 2013

Marcos Ana, tu corazón es patio

 

Hoy cumple 93 años el magnífico Marcos Ana, un poeta siempre infravalorado por este país, pero al que el tiempo acabará haciendo justicia, no me cabe duda.

Este poeta fue rescatado del olvido para los más jóvenes por artistas como Poncho K (que estuvo en el Casar de Palomerock) y grupos como Yeska, que han incorporado algunos de sus versos a sus canciones y con los que el poeta ha colaborado amablemente.



Sirva para ensalzar su figura, uno de sus poemas más famosos, parcialmente incluido en la canción de Poncho K "El ojo en el ladrillo". Escribió este poema mientras estaba preso en el penal de Burgos, tras la guerra civil:

Mi corazón es Patio

La tierra no es redonda:
es un patio cuadrado
donde los hombres giran
bajo un cielo de estaño.

Soñé que el mundo era
un redondo espectáculo
envuelto por el cielo,
con ciudades y campos
en paz, con trigo y besos,
con ríos, montes y anchos
mares donde navegan
corazones y barcos.

Pero el mundo es un patio
(Un patio donde giran
los hombres sin espacio)

A veces, cuando subo
a mi ventana, palpo
con mis ojos la vida
de luz que voy soñando.
y entonces, digo: “El mundo
es algo más que el patio
y estas losas terribles
donde me voy gastando”.

Y oigo colinas libres,
voces entre los álamos,
la charla azul del río
que ciñe mi cadalso.

“Es la vida”, me dicen
los aromas, el canto
rojo de los jilgueros,
la música en el vaso
blanco y azul del día,
la risa de un muchacho…
  
Pero soñar es despierto
(mi reja es el costado
de un sueño
que da al campo)
  
Amanezco, y ya todo
-fuera del sueño- es patio:
un patio donde giran
los hombres sin espacio.
  
¡Hace ya tantos siglos
que nací emparedado,
que me olvidé del mundo,
de cómo canta el árbol,
de la pasión que enciende
el amor en los labios,
de si hay puertas sin llaves
y otras manos sin clavos!

Yo ya creo que todo
-fuera del sueño- es patio.
(Un patio bajo un cielo
de fosa, desgarrado,
que acuchillan y acotan
muros y pararrayos).
  
Ya ni el sueño me lleva
hacia mis libres años.
Ya todo, todo, todo,
-hasta en el sueño- es patio.
  
Un patio donde gira
mi corazón, clavado;
mi corazón, desnudo;
mi corazón, clamando;
mi corazón, que tiene
la forma gris de un patio.

(Un patio donde giran
los hombres sin descanso)






martes, 15 de enero de 2013

Sol de invierno


Él corría, feliz e incautamente, corría tras ella. Corría sin parar a pensar que llegaría un día, en el que sus piernas cansadas le dirían: "basta, no sigas eternamente a quien solo se gira para gritarte que deberías correr más." 

No fue su amor más que eso, más que una huida hacia ningún sitio, un duelo a quemarropa, una balacera de sentimientos, un imposible equilibrio de quieros y puedos. Pero al fin y al cabo, ¿no es eso siempre el amor?

A veces la vida tiene estos aparentes sinsentidos, momentos felices que se acaban tornando en pura lágrima, y momentos tristes que son el preludio de una inmensa felicidad desconocida. Quizás sea por ello que nos animen a no bajar los brazos cuando mandarías todo al cálido infierno, por ello nunca acabamos de disparar al pianista que, indiscreto, te radiografía sonriendo, mientras invitas a la chica a tomar otra copa.

El sol de este invierno no deshace el frío de las almas escarchadas, no lo consigue, ni siquiera lo intenta. Deslumbra, gélido reprime las miradas más osadas y observa, en silencio, jactándose, observa.

Guío mi mirada hacia la jovencísima pareja que pasea de la mano y descubro que quizás todo lo que he pensado no tenga porque ser cierto, o sí. Su historia la escribirán ellos.


jueves, 10 de enero de 2013

Las vocaciones frustradas


Cuando somos pequeños, todos soñamos y fantaseamos con lo que seremos "de mayor", bomberos, médicos, actores, pilotos de Fórmula 1,...

Mi caso no era muy diferente, recuerdo que mi primera profesión ideal era astronauta, como tantísima gente en esa edad. Me maravillaba la idea de poder ver la Tierra desde el exterior, y aún hoy, espero que algún día el turismo espacial sea accesible para todos los bolsillos.

En cuanto fui un poco más mayor, me picó la vena de la Arquitectura. Recuerdo repasar una y otra vez los dibujos que mi padre, delineante aunque no haya ejercido como tal, tenía en aquellos cuadernos añejos. Soñaba con construir edificios donde hacer casi perfecta la vida de sus moradores, me imaginaba diseñando ciudades más humanas, donde lo importante fuesen sus habitantes. Me encapriché de aquel Arquitecnova que con mucho esfuerzo me compraron, y que prometo terminar de montar algún día.

Así pasaron los años y me convertí en arquitecto, tras sangre, sudor y lágrimas. Sin embargo, como muchos de mi generación, veo como nos han vendido, entre todos la mataron y ella sola se murió. Hoy por hoy no se pone un puñetero ladrillo sobre otro en este país, así que solo soñar con la posibilidad de vivir solo de la arquitectura es, hoy por hoy, imposible aquí. Por ello estoy formándome en otros asuntos de los que supongo que hablaré otro día.

Volviendo al tema, de momento no doy la arquitectura como una vocación frustrada, pero sí tengo algunas otras que dudo ver realizadas algún día, por ejemplo, me gustaría haber sido una estrella del rock, cosa que desde ya descarto, por falta de aptitudes fundamentalmente. Por otro lado, me apasiona la radio, infinitamente más que la televisión, me gustaría presentar/colaborar/participar en un programa de radio, poder ser altavoz de mucha gente, poder transmitir cosas, no sé, espero nunca renunciar al sueño de cambiar el mundo, aunque sea una pequeñísima parte de él. Y por voz no será!

La radio tiene ese punto tan fantástico de dejar volar la imaginación, de aportar la información precisa para hacer funcionar la cabeza de los que escuchan, creando sus propias interpretaciones de lo que perciben. Hay algo de mágico en todo eso. Quien sabe, quizás algún día...

Todos tenemos vocaciones frustradas, por el momento la única que descarto es ser estrella del rock, que en el sexo, droga y Rock&Roll, las drogas no me encajaron nunca, como la gran mentira.

domingo, 6 de enero de 2013

El rojo obligatorio, los Reyes Magos.

 

La verdad sobre los Reyes Magos la descubrí prematuramente, no me cuadraban las cuentas del cuento.

Tuve la fortuna de ejercer de Rey Mago en el 2004 en mi pueblo, nunca olvidaré las caras de los niños y niñas que ilusionad@s acudían a recoger los regalos. Fuimos los primeros que recorrimos todas las pedanías en un microbús que puso el Ayuntamiento, repartiendo ilusión. Lo recuerdo como una experiencia bonita.

A pesar de todo, esta tradición no me gusta, ni por su origen dogmático, ni por su fin consumista; pero sí defiendo fomentar la ilusión y la creatividad en los canijos, TODOS LOS DÍAS. No renunciaría por nada a la ilusión propia de ver juguetear a mi prima Inés, de 4 años, con Wert, el perro de la casa, o de enseñarle a dibujar con unas viejas pinturas que guardaba en un cajón.

La vida se compone de pequeños momentos inolvidables, y esos nada tienen que ver con lo que nos digan las hojas caducas de la pared. Sí, lo siento, odio los rojos obligatorios del calendario.


miércoles, 2 de enero de 2013

Ama, ama y ensancha el alma, Himno

Hace ya unas semanas estaba de fiesta con unos amigos, en un ambiente muy heterogéneo. De repente, por los potentes bafles empezó a sonar el inconfundible ritmo inicial de batería de "Ama, ama y ensancha el alma", canción convertida en leyenda gracias a Extremoduro, pero parida de la brillante lucidez de Manolo Chinato. Parecía mentira pero todos, desde el que tenía una camisa de Lacoste (horrible por cierto) hasta el que lucía su chupa de cuero, nos pusimos a vociferar la letra de esta canción. No conozco otra canción en la lengua de Cervantes que sacie los gustos de tantísima gente.

Los versos de Chinato nos hablan de un deseo de que "todos como hermanos repartamos amores, lágrimas y sonrisas" "Hay que dejar el camino social alquitranado porque en él se nos quedan pegadas las pezuñas, hay que volar libre al sol y al viento, repartiendo el amor, que llevas dentro".

Es por todo lo anterior que creo que en un país donde nos resulta imposible sentir una identidad nacional única, donde tenemos tantos símbolos impuestos del pasado, sería bonito poner como himno algo que nos une a una gran multitud.

Sirva de prueba la cantidad de grupos que la han versionado, sus distintos estilos y la diversidad de público al que convocan.

Ojalá algún día seamos capaces de llevar a la práctica esta loca alucinación de Chinato que tantos compartimos.

Pereza



Manolo Chinato con los Inconscientes



Canteca de Macao



Versión tocada solo con piano



Y no podía faltar la versión de algunos grupos de la tierra, Extremadura: