martes, 6 de agosto de 2013

Que se besen!

El finde pasado tras a boda de Eli e Isma, hablaba con María, una pregunta curiosa se me pasó por la cabeza. ¿Por qué los recién casados suelen resistirse tanto a sucumbir al empuje popular de un "que se besen"?

Humildemente pienso que están agotados tras tantos preparativos para ese gran día. María, sin embargo, dijo que pensaba que quizás estaban hasta las narices de tanto besarse a petición popular. Lo pensé durante un segundo y de repente, no sé si viniendo mucho a cuento, le solté: "es imposible no desear besarte con la personas con la que acabas de decir que deseas pasar el resto de tu vida".

Inmediatamente fuimos conscientes de la solemnidad de un comentario que no pretendía ser más que eso, un banal comentario. Qué hermoso debe ser decirle a una persona, que deseas saborear sus besos hasta el último de tus días y que ella te responda lo mismo. Sea o no con contrato de por medio.

No sé si en realidad he entendido la esencia de las bodas o no, pero veo un acto de valentía y de locura absoluta en el hecho de casarse, repartido a partes iguales.

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