miércoles, 21 de septiembre de 2011

Ritmo de Otoño

 
Amargura dorada en el paisaje.
El corazón escucha.
En la tristeza húmeda el viento dijo:
Yo soy todo de estrellas derretidas,
sangre del infinito.
Con mi roce descubro los colores
de los fondos dormidos.
Voy herido de místicas miradas,
yo llevo los suspiros
en burbujas de sangre invisibles
hacia el sereno triunfo
del amor inmortal lleno de Noche.
Me conocen los niños,
y me cuajo en tristezas.
Sobre cuentos de reinas y castillos,
soy copa de luz. Soy incensario
de cantos desprendidos
que cayeron envueltos en azules
transparencias de ritmo.
En mi alma perdiéronse solemnes
carne y alma de Cristo,
y finjo la tristeza de la tarde
melancólico y frío.
El bosque innumerable.
Llevo las carabelas de los sueños
a lo desconocido.
Y tengo la amargura solitaria
de no saber mi fin ni mi destino.
Las palabras del viento eran suaves
con hondura de lirios.
Mi corazón durmiose en la tristeza
del crepúsculo.
Sobre la parda tierra de la estepa
los gusanos dijeron sus delirios.
Soportamos tristezas
al borde del camino.
Sabemos de las flores de los bosques,
del canto monocorde de los grillos,
de la lira sin cuerdas que pulsamos,
del oculto sendero que seguimos.
Nuestro ideal no llega a las estrellas,
es sereno, sencillo:
quisiéramos hacer miel, como abejas,
o tener dulce voz o fuerte grito,
o fácil caminar sobre las hierbas,
o senos donde mamen nuestros hijos.
Dichosos los que nacen mariposas
o tienen luz de luna en su vestido.
¡Dichosos los que cortan la rosa
y recogen el trigo!
¡Dichosos los que dudan de la muerte
teniendo Paraíso,
y el aire que recorre lo que quiere
seguro de infinito!
Dichosos los gloriosos y los fuertes,
los que jamás fueron compadecidos,
los que bendijo y sonrió triunfante
el hermano Francisco.
Pasamos mucha pena
cruzando los caminos.
Quisiéramos saber lo que nos hablan
los álamos del río.
Y en la muda tristeza de la tarde
respondioles el polvo del camino:
Dichosos, ¡oh gusanos!, que tenéis
justa conciencia de vosotros mismos,
y formas y pasiones,
y hogares encendidos.
Yo en el sol me disuelvo
siguiendo al peregrino,
y cuando pienso ya en la luz quedarme,
caigo al suelo dormido.
Los gusanos lloraron, y los árboles,
moviendo sus cabezas pensativos,
dijeron: El azul es imposible.
Creíamos alcanzarlo cuando niños,
y quisiéramos ser como las águilas
ahora que estamos por el rayo heridos.
De las águilas es todo el azul.
Y el águila a lo lejos:
¡No, no es mío!
Porque el azul lo tienen las estrellas
entre sus claros brillos.
Las estrellas: Tampoco lo tenemos:
está entre nosotras escondido.
Y la negra distancia: El azul
lo tiene la esperanza en su recinto.
Y la esperanza dice quedamente
desde el reino sombrío:
Vosotros me inventasteis corazones,
Y el corazón:
¡Dios mío!
El otoño ha dejado ya sin hojas
los álamos del río.
El agua ha adormecido en plata vieja
al polvo del camino.
Los gusanos se hunden soñolientos
en sus hogares fríos.
El águila se pierde en la montaña;
el viento dice: Soy eterno ritmo.
Se oyen las nanas a las cunas pobres,
y el llanto del rebaño en el aprisco.
La mojada tristeza del paisaje
enseña como un lirio
las arrugas severas que dejaron
los ojos pensadores de los siglos.
Y mientras que descansan las estrellas
sobre el azul dormido,
mi corazón ve su ideal lejano
y pregunta:
¡Dios mío!
Pero, Dios mío, ¿a quién?
¿Quién es Dios mío?
¿Por qué nuestra esperanza se adormece
y sentimos el fracaso lírico
y los ojos se cierran comprendiendo
todo el azul?
Sobre el paisaje viejo y el hogar humeante
quiero lanzar mi grito,
sollozando de mí como el gusano
deplora su destino.
Pidiendo lo del hombre, Amor inmenso
y azul como los álamos del río.
Azul de corazones y de fuerza,
el azul de mí mismo,
que me ponga en las manos la gran llave
que fuerce al infinito.
Sin terror y sin miedo ante la muerte,
escarchado de amor y de lirismo,
aunque me hiera el rayo como al árbol
y me quede sin hojas y sin grito.
Ahora tengo en la frente rosas blancas
y la copa rebosando vino. 

Federico García Lorca, 1920

domingo, 4 de septiembre de 2011

Las tijeras, sus tamaños

Advierto de que empiezo a escribir por un tema y no sé por donde acabará esta entrada.

En la actualidad no hay informativo o boletín de noticias que se precie en el que no aparezca un mínimo de quince veces la palabra crisis. Sabemos que estamos en una de ellas, internacional, complicada, con múltiples culpables, principalmente mercados especuladores que se ríen de nosotros, como ciudadanos y como Estados.

Como de cualquier problema, hay muchas soluciones, casi todas efectivas pero no todas asumibles. Por ejemplo, si nos rompemos un brazo cualquiera entiende que nos lo escayolemos, pero nadie entendería que nos lo cortásemos.

Mientras desde las filas socialistas se habla de posibles nuevos impuestos a las grandes fortunas, es decir que, quien más tenga, más pague, los simpáticos muchachos de Rajoy proponen recortes en educación, sanidad,... Recientemente incluso Rajoy decía que el AVE extremeño no era una prioridad, pero no decía nada del de Galicia, claro.

Ya que previsiblemente Rajoy ganará las elecciones del 20N, lo que más gracia me hace es que el grueso de los votantes populares serán los que sufrirán medidas como el cierre de servicios de urgencias, empeoramiento de la calidad de la enseñanza y la privatización de servicios que hasta entonces habrán sido públicos. Pero bueno, cosas similares vengo viendo a otros niveles y cuando los ojos se niegan a  cumplir su función, poco se puede hacer.

Volviendo al tema de las medidas anticrisis hay una que es la favorita de todo liberal que se precie, la privatización, o lo que es lo mismo, hacer de uno solo, lo que es de todos. Ya se hizo en el pasado, la energía, la telefonía,... Esto me lleva a unas preguntas que no sé si tienen respuestas, si para la derecha la mejor forma de salir de una crisis es privatizar, ¿Cómo pretenden que salgamos de la crisis cuando ya todo esté privatizado? ¿Creen que no habrá crisis tras acabar con lo público? Las promotoras de tanta urbanización, los bancos, las constructoras,... de estos años atrás, ¿todo eso era público?

Como último giro de esta serie de bucles y empalmando con lo que decía antes sobre que gran cantidad de los que más sufran con las medidas de Rajoy habrán sido previamente sus votantes; todos ellos sólo tendrán un consuelo, y es que podrán decir,  "En mi hambre mando yo" y justamente así se llamará el nuevo disco de Marea, que tiene "Bienvenido al Secadero" como su single. Lo siento, no me apetecía acabar hablando de la crisis. (No acto para menores de edad)